Un hombrecito se encaminó a la casa- hacienda de su patrón.
El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el
hombrecito lo saludó. “Eres gente u otra cosa” - le preguntó. Atemorizado, con
los ojos helados, se quedó de pie.
- "¡A ver! -Dijo el patrón - por lo menos sabrá lavar ollas siquiera
manejar la escoba. Con esas sus manos que parecen que no son nada”.
Arrodillándose el pongo beso las manos al patrón y, todo agachado, siguió al
mandón hasta la cocina. El hombrecito no hablaba con nadie, trabajaba callado;
comía “Si, papacito; si mamacita”, era cuanto solía decir. El patrón
martirizaba siempre al pongo, delante de toda la servidumbre.
Lo empujaba de la cabeza y obligaba a que se arrodillara.
- "Creo que eres perro, ¡Ladra! -le decía.
Trota de costado, como perro -seguía ordenándole el hacendado". El
hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna.
El patrón reía, de muy buena gana; la risa le sacudía todo el cuerpo.
Y así, todos los días, el patrón hacia revolcarse a su nuevo pongo, delante
de la servidumbre.
Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales
los colonos. Pero una tarde ese hombrecito, habló muy claramente.
“Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte" - dijo.
El patrón no oyó lo que decía.
“¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro?” – preguntó.
"Padre mío, señor mío – empezó a hablar el hombrecito- Soñé anoche que
habíamos muerto los dos, juntos. Como éramos hombres muertos, señor mío,
aparecimos desnudos, los dos juntos, desnudos ante nuestro gran padre San Francisco,
nos examinó con sus ojos que miran el corazón de cada uno y lo que éramos y lo
que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío”.
–“¿y entonces?” -preguntó el patrón.
-“Dueño mío: apenas nuestro padre San Francisco dio la orden, apareció un
ángel, brillante como el sol; bello de luz suave. Traía en sus manos una copa
de oro.
- “Ángel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de
oro, sobre su cuerpo del hombre”.
Y así enlució tu cuerpecito como si estuviera hecho de oro,
transparente".
“Así tenía que ser – dijo el patrón, y luego preguntó: ” - ¿Y a ti? Nuestro
San Francisco volvió a ordenar: “Que el más ordinario ángel traiga en un tarro
excremento humano”
-¿Y entonces? Trayendo un tarro grande; Oye viejo – ordenó nuestro gran
Padre a ese pobre ángel – embadurna el cuerpo de este hombrecito con el
excremento que hay en la lata; todo el cuerpo, de cualquier manera; cúbrelo
como puedas ¡Rápido!
- “Así mismo tenía que ser – afirmó el patrón- ¡Continua! ¿A todo incluye
ahí?”…
- No padrecito. Cuando nos vimos juntos, ante nuestro Gran Padre, el volvió
a mirarnos y a ti ya a mí. Luego dijo: "Ahora ¡lámanse el uno al otro!
Despacio, por mucho tiempo". Nuestro Padre le encomendó al viejo ángel
vigilar que su voluntad se cumpliera.
¿Sabes quién es el autor? …
¿A qué reflexión nos llevaría el cuento?
…
el autor es Jose Maria Arguedas
ResponderEliminarEste cuento nos hace reflexionar sobre la condición inhumana en la que mucha gente se encuentra desde hace muchos siglos, y que por desgracia, sobrellevan tal condición ante la indiferencia del resto. Ante la imposibilidad de que el oprimido y humillado pueda revertir su situación, fruto de un aberrante sistema socioeconómico ya arraigado por siglos de imposición, el escritor nos muestra cómo la imaginación puede ser un recurso para conllevar tal situación extrema, y cómo mediante esta se puede guardar la ira y el resentimiento que inevitablemente habrá de estallar, ya sea expresándola indirectamente al opresor, como lo hace el pongo o bien por la vía directa de la violencia, como lo hicieron miles y miles de indígenas a lo largo de la historia, y que pagaron su vida por ello.
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ResponderEliminario k se no soy 100tifico xdxdxdxd :v
ResponderEliminarjose maria arguedas nos hace reflexionar de el abuso o explotacion q cometian los hacendados con los indios
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ResponderEliminarl
ResponderEliminarsalu2 :D
ResponderEliminarPpp
ResponderEliminarJosé María Seguidas, excelente escritor Peruano, nós ha dado una gran lección,comparando las injusticias que se siguen cometiendo con el poblador peruano. Es algo aberrante, pero encuentra justicia divina. Interesante Reflexión ...
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